Resultados de la Inseminación Artificial con semen de donante

Como os prometí, hoy prometo contaros los resultados de mi primera Inseminación Artificial por la Seguridad Social.

En el capítulo anterior os conté que justo después de realizarme la Inseminación me marché 3 días a un hotel apartado, en medio de la nada. Había escuchado que gran parte del positivo residía en tener tranquilidad, nada de estrés, nada de nervios, relajación y concentración.

Pasé 3 días nerviosa. Empecé a ponerme los óvulos (Utrogestan de 200) la misma noche que me hicieron la Inseminación. Son unas perlitas que se ponen vía vaginal, con la ayuda de tus dedos, es muy sencillo, no duele y son muy pequeñitas.

Las primeras horas creía que no me iba a quedar embarazada. ¿A la primera? ¡Imposible! Además, con una trompa obstruida, con Hepatitis C… ¡Sería un milagro si me quedaba a la primera!

Pasé 3 días realizando ejercicios de relajación, de visualización. Imaginando como mi óvulo se fecundaba y bajaba por las trompas, anidándose en mi útero. Colocaba las manos sobre mi vientre, cerraba los ojos e imaginaba que esa cosita tan pequeña empezaba a formarse dentro de mí. No sé si esto me ayudó en el resultado final, pero me relajaba y no sé porqué pero estaba segura de que ya me había quedado embarazada.

Quiero hacer un inciso para explicaros algo. Creo mucho en el poder de la mente, de la propia fuerza que poseemos y no utilizamos ni el 10 %. Creo mucho en que si visualizas, crees y estás segura de algo; se hace realidad. Has de creerlo con fuerza, con vigor, convencida al 100 % de que lo que deseas, ésta vez, se va a cumplir.

Y así lo hice. Creí, pensé en ello. Estaba segura de que mi bebé empezaba a formarse dentro de mí. 

Fue un viernes cuando volví de mi «retiro espiritual», y como ya me había comprado test de embarazo (Clearblue), no pude aguantar más para hacerme la primera prueba. Ese día, al volver del hotel, comí en casa de mis padres y me fui a casa a descansar. Pero antes de acostarme me hice el primer «pipi-test».

¡Positivo! No me lo podía creer. No sabía qué hacer. Había leído que podía ser un falso positivo por culpa de la medicación y todas la progesterona que me había pinchado durante días, pero ¿quién me quitaba a mí la ilusión de que fuera un positivo real?

Fui corriendo a casa de mis padres a enseñarles la gran noticia y mi madre me bajó al suelo: -¡Relájate que eso es por la medicación!- Me dijo.

La verdad es que en ese momento empecé a ser realista. Perfectamente podía ser un falso positivo por el Puregon 600 que me había estado pinchando.

Los siguientes 3 días seguí haciéndome test de embarazo (me dejé más de 150 € al final del recorrido en más de 10 test de embarazo). Durante 3 días me daba positivo, pero el 4º día… ¡Negativo! ¡Uf que bajón!

Esa noche me acosté y algo dentro de mí me decía que no perdiera la esperanza, era una sensación muy extraña. Me había salido negativo, sí. Pero también es verdad que en el caso de estar embarazada, todavía era demasiado pronto para que me diera positivo.

A la mañana siguiente cuando me levanté mi cuerpo había cambiado. Me puse mi sujetador habitual y el pecho no me cabía. Se me salía. Ya lo sabía. En ese momento supe que estaba embarazada. Pero… otro pipi test y ¡negativo! No era normal. Estaba hinchadísima, los pechos se me salían, el vientre se me había duplicado y tenía un sueño…. Ya me empezaba a doler el bajo vientre y sentía presión, además notaba ardores y acidez. Algo estaba pasando y no era normal.

Mi madre no hacía más que decirme que era cosa de la medicación, que era imposible que tan pronto, después de 5 días estuviera embarazada. Que teníamos esperar los 15 días que el médico había marcado. Hasta el día 5 de octubre… ¡Nunca han pasado los días tan despacio!

Yo lo sabía. Cada día seguía haciéndome al menos un test de embarazo y seguía dándome negativo. Al séptimo día ya no podía aguantar más y me fui al hospital a que me hicieran una prueba de sangre. No era normal lo que me pasaba en el cuerpo. Sabía que algo pasaba. Y me dije: – Si en el de sangre sale negativo, ya no doy más por saco. Será que no estoy embarazada.

Total, que cogí el coche y me fui a la Clínica Quirón de Valencia. Les dije que sospechaba estar embarazada y necesitaba saberlo. Claro, cuando le dije a la enfermera que sólo hacía 7 días que me habían hecho la inseminación me dijo: -Te va a salir negativo, seguro. Es demasiado pronto. 

Aún así me hicieron la beta HCG en sangre y me salió de índice 10. Negativo. Salí de allí muy despagada. Ahora era seguro que no estaba embarazada.

Pasé 3 días sin volver a hacerme ningún test. Me relajé, me tranquilicé y pensé que fuese lo que Dios (o quien fuese) quisiera. La verdad es que empezaban a tratarme de loca. Me daba igual. ¿Qué suponían 150 € en test de embarazo si yo me quedaba tranquila? Aún así, en esos días pedí por internet las tiras de One-Step, a través de Amazon, que me salían 15 test de embarazo por poco más de 8 €… Había leído que éstos test eran más fiables ya que el rango para la concentración de HCG era más bajo, por lo que si estaba embarazada, a los 10 días de la Inseminación ya me daría positivo.

Foto: Amazon – Test de embarazo One Step

He de decir que en condiciones normales las pruebas de embarazo se realizan cuando existe una falta, cuando la regla debería bajarte y no es así. Pero en el caso de que te realices una técnica de reproducción asistida, suelen hacerte esperar sólo 15 días desde que se realiza la transferencia o Inseminación.

El viernes me llegaron las tiras de One Step y el domingo (que hacía 10 días de la inseminación), me hice otro test de embarazo. Como todavía me quedaban test de los normales, todavía no utilicé las tiras. Ése fue el momento. Veía algo, pero ya no sabía si estaba obsesionada o me estaba volviendo loca (os adjunto foto del casi positivo). Se lo envié a María, mi mejor amiga, pero ella no veía nada. Esa misma mañana había quedado con otra amiga para realizar una sesión de fotos por el centro y quedarnos a comer allí. Se lo enseñé y ella sí vió algo… ¡Dios, qué locura! ¡Me estaba volviendo loca! Intenté tranquilizarme para el resto del día y cuando llegué a casa después de comer, me acosté. No podía aguantar más el sueño.

A las 18:30, cuando me desperté dije: – ¡No! Yo necesito saberlo.- Así que me volví a ir al Hospital, pero esta vez a otro distinto, no quería que me trataran de loca obsesionada…

Llegué al Hospital Nisa Nueve de Octubre de Valencia, a urgencias. Domingo por la tarde 19 de la tarde… ¡Aquello estaba hasta los topes! Pero la ventaja de tener seguro privado es que sabes que en menos de dos horas estarás fuera.

Me llamaron al Box y me hicieron hacer un pipi. La doctora me dijo que debía esperar los resultados unos 30 minutos, que me esperar en la sala de espera. Le pedí esperar en otra sala de espera más tranquila donde no hubiera tanta gente y así lo hice.

Me compré una taza de frutas peladas para esperar y me puse a buscar en Internet (como hacía todos los días) haber si alguien me sacaba de dudas. A los 20 minutos se abrió la puerta y apareció la doctora sonriendo y con un papel en la mano: – ¡Enhorabuena! ¡Estás embarazada!- Jamás olvidaré a la médica.

¡Estaba embarazada! No sabía si reir, si llorar, si abrazarla, ¡¿qué hago?! ¡Estaba de los nervios!

Con los resultados, me fui a casa de mis padres. El trayecto se me hizo eterno. ¡Estaba embarazada!

A día de hoy me sigue costando creer que me haya quedado embarazada a la primera, con una trompa obstruida. Pero tenía que ser. Bebé tiene ya algo más de 7 semanas y a partir de entonces, estamos unid@s de por vida.

Os seguiré contando todo el proceso de elección de hospital, pues ha sido una decisión más complicada de lo que creía, así como la elección del ginecólogo que quiero que siga todo mi embarazo.

¡Ójala todas podáis quedaros embarazadas tan rápidamente como me pasó a mi! ¡Besos y abrazos de amor del bueno!

Os espero en mi Instagram —> @mama.soltera