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Bebé de nalgas; ¿Qué hago para que se de la vuelta?

por Mama Soltera

A estas alturas de embarazo, 29 semanas, ya me han dicho que #BabyAlejandro está de nalgas. Y necesito empezar ya con el trabajo oportuno para que empiece a darse la vuelta y a encajarse.

Es verdad que incluso hasta el último momento es posible que se de la vuelta. Tanto si es para ponerse de nalgas (posición podálica), como si es para ponerse en posición para el parto. Así que es difícil prevenir que acabemos en cesárea por que el bebé se encuentre de nalgas en el último momento. O que estando de nalgas hasta la última semana, de repente ¡se encaje!

Hace dos semanas estaba encajadito, colocado, pero el señor ¡se ha dado la vuelta!

Según mi matrona, es raro que si el bebé está colocado a las 32 ó 35 semanas se de la vuelta para «descolocarse», pero puede suceder.

Así que ayer, en las clases de pre parto le pregunté a mi matrona todas las dudas respecto al tema.  Y hoy, os las cuento yo.

Por un lado tenemos que tener en cuenta que el bebé se da la vuelta solo. Sólo debemos darle tiempo al feto para que se coloque. Es muy probable que en las últimas semanas acabe colocándose con la cabeza encajada para el parto.

La matrona me enseñó varias posturas para que Alejandro empezara a darse la vuelta. Una de ellas es la del «gato», que casi todas conocemos. Es decir:

  • Nos colocaremos «a cuatro patas» en el suelo, con las palmas de las manos a la altura de los hombros y las palmas extendidas en el suelo y la espalda plana.
  • Exhalamos aire y arqueamos la espalda hacia abajo a la vez que levantamos la mirada al frente.
  • Inhalamos aire y arqueamos la espalda en la posición contraria. Ahora «escondemos» la cabeza, bajándola hacia nuestra barbilla.

Esta postura podemos repetirla durante 5-10 minutos al día cuantas veces queramos.

 

 

 

Otra postura también muy eficaz es la de «Mahoma» o «embrión». Esta vez se trata de colocarnos de rodillas en el suelo, sentándonos sobre nuestros talones y estirando los brazos por delante de la cabeza. «Esconderemos» la cabeza y permanecemos en ella unos 2 minutos. También podemos realizarla tantas veces queramos durante el día.

 

 

Además de ayudar al bebé a colocarse para el parto, esta postura nos ayuda a calmar nuestro sistema nervioso y nos ayudará también a aliviar la presión de la espalda.

Por supuesto, bajo mi punto de vista siempre es mejor optar por un parto vaginal, por todos los beneficios que éste aporta, pero desde luego no hay que temer a una cesárea. Lo primordial e importante es que ni nuestro bebé, ni tampoco nosotras, suframos ningún tipo de daño.

Por último deciros, como siempre, que todo lo que os cuento es fruto de mi propia experiencia. Como siempre os digo; yo no soy médico ni matrona y tampoco estoy relacionada con nada que tenga que ver con la medicina. Así que cualquier duda que tengáis lo mejor es que lo consultéis directamente con vuestro médico de confianza.

Como siempre, nos vemos en Instagram —> @mama.soltera

 

 

 

 

 

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